Mientras estaba en la universidad, Laura* recibió la llamada de un amigo, diciendo que tenía un mensaje de parte de Dios. Le dijo que un día, el Señor le daría un esposo que superaría toda expectativa que ella pudiera tener. Laura estaba feliz, pues casarse y formar una familia era el deseo de su corazón desde que era una niña. En ese entonces tenía veinte años y se vislumbraba felizmente casada al finalizar sus estudios.
Después de escasas citas, de nunca haberse enamorado y dieciocho años de espera, conoció al hombre más extraordinario y devoto al Señor que podía imaginar. Se enamoraron, tuvieron un corto compromiso y se casaron. Con 10 años de matrimonio, viven felices con un hijito de cinco años.
Pacientemente esperé al Señor, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Salmos 40:1 RVA2015
¡Qué importante que Laura entendió que la promesa se cumpliría en el tiempo de Dios y no en el suyo! Si Laura hubiera adquirido un esposo de microondas, exprés, se hubiera metido en graves problemas. Seguramente su clamor no cesaba año tras año y un día se llegó el tiempo. Cuando tomamos una promesa de Dios, ya sea porque la leímos en la Biblia o porque llega un mensajero enviado, es importante discernir el tiempo del cumplimiento. A veces la promesa es para justo ese instante; otras ocasiones es para el mes entrante; otras, es para dentro de veinte años. En el tiempo intermedio y, por nuestra salud emocional, necesitamos vivir con la confianza en que el Señor está con nosotros, para no desesperar y que nuestra fe no se apague.
El problema de querer que la promesa se cumpla ya, es que en la prisa, nos alejamos del Señor haciendo nuestros propios planes, pensando que nosotros podemos resolverlo mejor que Él. Nos apresuramos en decidir a nuestro modo, con nuestra limitada perspectiva, pero la Biblia dice que tomar nuestra promesa (o herencia) con rapidez, no es un camino que lleve a la bendición. También nos dice que antes de actuar tenemos que tener la información completa, no actuar alocadamente, porque cuando actuamos sin pensar, hacemos tonterías, herimos a otros, cometemos errores y pecamos… Pero el Señor tiene el tiempo perfecto.
Que el señor nos ayude a esperar con paciencia y sabiduría.
Textos adicionales:
- La herencia adquirida de prisa al principio, No será bendecida al final. Proverbios 20:21 NBLH
- Tampoco es bueno hacer algo sin conocimiento, y peca el que se apresura con sus pies. Proverbios 19:2 RVA2015.
*El nombre se ha cambiado para respetar la privacidad.