Hace un tiempo, un amigo nos envió un estupendo regalo que necesitaba cuidados especiales de paquetería. Por ello, tendríamos que ir a recogerlo a una sucursal, no podíamos esperar a que llegara a nuestra puerta. La oficina asignada estaba a 19 kilómetros de distancia, siendo que había una a 400 metros de mi casa. Al ver la ruta en el GPS, me horroricé. No sólo eran los kilómetros, sino transitar por una zona muy congestionada y cruzar dos municipios, en un trayecto de una hora; además, en ese sector todas las calles tienen prohibido estacionar. Me hice al ánimo del viaje, traté de que mi esposo me acompañara pero no pudo.
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas. Proverbios 3:5-6 RVA2015
Aunque me emocionaba el regalo, mi experiencia previa del trayecto nublaba mi ánimo; no obstante, la Biblia nos enseña que el Señor está por encima de nuestra sabiduría, de nuestra inteligencia y de nuestra experiencia, es decir, Él supera nuestras expectativas y lo que encontramos es mucho mejor que lo que estábamos esperando. Cuando descansamos en el hecho de que Él tiene el control de todo, podemos confiar que Su camino es mejor que el nuestro; por decirlo de alguna manera, el Eterno es mejor GPS que nosotros.
Como siempre, el Señor silenció mis pensamientos afanosos: No tuve que ir sola, mi hijo pudo acompañarme; el tráfico estuvo fluido y llegamos en la mitad del tiempo; a unos pasos de la oficina de paquetería había un amplio estacionamiento; la persona que nos atendió lo hizo con rapidez y salimos en 5 minutos… Con tanto tiempo de sobra, fuimos a guardar el paquete al carro y decidimos pasear por un andador que no conocíamos. En él, las baldosas, fachadas y jardines estaban bellamente renovados; admiramos esculturas al aire libre; descubrimos un museo (algo magnífico para mí), que exhibía una muy estimulante exposición temporal; nos topamos con una carreta de nieve de garrafa (algo magnífico para ambos) e incluso nos tocó que en medio de la plazuela se presentara una banda sinfónica (algo magnífico para mi hijo). Disfrutamos de una tarde deliciosa y volvimos a casa felices.
Cuánto habríamos perdido si el paquete se hubiera asignado a la sucursal frente a mi casa. Me arrepentí de mi afán y de mis lamentos y agradecí al Señor por tener siempre un mejor camino que el que nosotros planeamos. Él sabe mejor lo que nos conviene, no solo en recorridos por las plazuelas, sino en cada circunstancia que vivimos, sea favorable o adversa. Descansemos en el Dios Eterno, confiando en que su sabiduría y su amor son mucho más grandes que nuestro entendimiento.
Texto adicional: No hay sabiduría humana ni entendimiento ni proyecto que puedan hacerle frente al Señor. Proverbios 21:30 NTV