¿Tienes alguna habilidad? ¿alguna aptitud? ¿eres bueno en algo? ¿Puedes hacer una lista de cinco cosas para las que tienes gran pericia? Todos somos buenos en algunas cosas y malos en otras. Por ejemplo, yo soy buena en la cocina, pero mala en la costura. Soy buena en la lectura y redacción, pero soy mala para todos los deportes. Soy buena para dibujo isométrico pero soy mala para dibujar figurines. Todos hemos recibido habilidades, dones y aptitudes. Algunos brillan con naturalidad y otros destacan una vez que nos hemos entrenado en ello.
Que todo lo que hagan sea para alabar a Dios por medio de Jesucristo, a quien pertenecen el poder y la gloria para siempre. Así sea. 1 Pedro 4:11b PDT
Cualquier destreza, ya sea innata o desarrollada, viene de Dios; y ninguna cosa que proviene de Él es insignificante. Por lo tanto, no hay dones desdeñables. Si todas las habilidades son un regalo del Señor y ¿para qué el Eterno te daría una capacidad en particular?
1. Para que usarla.
2. Para darle gloria a Su nombre
3. Para bendecir a otros
4. Para darnos plenitud.
Antes que nada, sepamos que Dios quiere que utilicemos esos dones y que no los tengamos guardados en un cajón. En segundo lugar, hay que utilizar esa pericia para Su gloria: Si haces una limonada deliciosa, busca glorificar el nombre del Señor a través de esa actividad; si tu canto es prácticamente angelical, busca exaltar a Dios con ello; si corres los 100 metros planos en menos de 10 segundos, hazlo para honrar al Eterno… no para llenarte de arrogancia y presunción.
A través de tu aptitud, no solo le das gloria a Aquél que te dio la capacidad, sino que bendices a las personas que están a tu alrededor, porque tu ejemplo y tu actitud pueden ayudarles a obtener la motivación que necesitan o aprender algo o a pasar un buen tiempo, o a levantar su mirada hacia Dios. Finalmente, a través del desarrollo y la experiencia de nuestro don, encontraremos plenitud y satisfacción ¿Por qué? Porque estaremos cumpliendo parte del propósito de Dios en nuestra vida. Recuerda, no hay don pequeño ni hay facultad insignificante.
Habiendo dicho todo esto, quiero pedirte tres favores. Uno, busca las aptitudes que Dios puso en ti y desarróllalas; sea cual sea, métete de lleno a eso para lo que tienes “madera”. Dos, no envidies una habilidad ajena que tú no posees, ni poseerás por más que te esfuerces porque, además de perder el tiempo, amargarás tu corazón. Tres, nunca menosprecies la pericia de otros, porque no sabes si esa persona oró y trabajó por muchos años por poder desarrollar esa capacidad; no sabes si esa gracia bendice a muchos, aunque para ti no sea algo relevante; tampoco sabes lo que el Señor está trabajando en la vida de esa persona a través del ejercicio de su don. Lo mejor es que todos enfoquemos nuestros esfuerzos en usar las destrezas que el Eterno nos ha dado ¡y que el Señor nos ayude!
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Textos adicionales:
1. No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. Juan 3:27 RVR1960
2. Cada uno de ustedes ha recibido de Dios alguna capacidad especial. Úsela bien en el servicio a los demás. 1 Pedro 4:10 TLA