Archivo de la etiqueta: engendrando

La mujer se salvará

imageEl pasado día de las madres experimentamos un gran intercambio de tarjetas, fotos y notas digitales en las redes sociales. Uno de los mensajes compartidos fue el del estudio de hoy, el cual siempre es causa de polémica. Total que mejor me fui a urgar el texto para saber a qué se refiere el Señor.

Para entender este verso, hay que conocer el contexto. La iglesia que Timoteo estaba pastoreando presentaba algunos problemas, por lo que Pablo tuvo que escribirle dando sus consejos. Uno de los problemas era que había un grupo de mujeres conflictivas a las que había que amonestar y enseñar para que estuvieran en la senda que Dios quería; al ser casadas, había una evidente falta de liderazgo por parte del esposo, así que la amonestación de los versos del 8 al 15, va dirigida a la ambos cónyuges.

Desde el libro de génesis, las Escrituras enseñan que el primer rol de la mujer es ser esposa y el segundo, madre. Tan importante es este segundo punto, que las familias que no tenían hijos se consideraban en maldición, según los muchos ejemplos que hay en las historias bíblicas. La situación relevante de esta cita es que la mujer cumpla con su propósito, que definitivamente no es el único pero sí el prioritario. Todas conocemos a mujeres que son muy exitosas en otras áreas de su vida pero que tienen descuidado totalmente su trabajo como mamás. Tal vez nosotras mismas estamos en esta situación. En nuestros días, ser mamá se ha convertido en algo obsoleto, denigrante y que atenta contra los derechos de la mujer; aunque el desarrollo personal es algo bueno, nunca debe estar por encima del propósito de Dios; lo que yo quiero como mujer no debe estar por encima de lo que Dios quiere para mí.

La salvación a la que se refiere, no es a la de ganar la vida eterna, sino a la de dar fruto, ser restauradas. En el griego, esta palabra “salvará”, es la palabra “sozo», que significa, dar seguridad, salvar, librar, proteger o sanar. Es una palabra que transmite la idea de que algo está como debe estar. Si recordamos que en Génesis 3, a la mujer se le dijo que iba a parir hijos con dolor como parte de la maldición por el pecado, en el nuevo pacto, dar a luz es redimirse de esa maldición. La bendición de un hijo es mayor que la maldición del pecado.
También encontramos que la fe sin obras está muerta (Stg 2:14) y que en nosotras está la responsabilidad de sobreedificar:

1 Corintios 3:
9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

En este texto, vemos que somos edificio de Dios, que hay un fundamento bíblico que es como el cimiento; una enseñanza, que es la primera edificación, pero que cada creyente debemos sobreedificar con nuestra manera de vivir. Si no los hacemos bien y nuestra vida se derrumba, nosotras seguiremos siendo salvas, pero “por las malas”, teniendo que pasar por fuego. La redacción del griego dice “a través” de tener hijos y “a través» del fuego. Entonces sabemos que somos bendecidas a través de nuestro trabajo de sobreedificar y a través de nuestro trabajo como mamás.

La siguiente parte del verso dice “engendrando hijos”. Engendrar hijos viene del griego “teknogonía”, que significa: tener hijos, alumbramiento, implica paternidad, significa también maternidad y desempeñar las labores maternas. Este significado tan profundo tiene dos interpretaciones:
En cuanto a tener No solo hay que tener al hijo, sino hay que “desempeñar las labores maternas” con éste. En muchas citas bíblicas se nos recuerda que debemos enseñar a instruir a nuestros hijos y llevarlos a los pies de Cristo (Dt 6:7, Pr 22:6, 2 Ti 1:5, etc.), si mamá y papá no lo hacemos, no estamos cumpliendo con nuestro propósito. Si los hijos se resisten a doblegar su voluntad ante la de Dios, nuestro trabajo es permanecer firmes y constantes con amor, hasta que lo hagan.
Hay que engendrar hijos espirituales. Uno de los mayores frutos que podemos dar, es compartir nuestra fe con otros, guiarlos a nacer de nuevo y desempeñar las labores maternas con ellos, ayudándoles a madurar en la fe. Es nuestra labor general como hijas de Dios, independiente si tenemos hijos naturales o no.

Hasta este punto, podemos decir que el versículo significa, “recibirá bendición cuando ayude a otros a nacer de nuevo”. Es un gusto adicional cuando ayudamos a nacer de nuevo a nuestro hijos naturales.

La siguiente parte del verso dice “si permaneciere”. Sabemos que en Juan 15 aprendemos que separadas de Cristo no podemos lograr nada. Si queremos que nuestros hijos naturales o espirituales estén con sus vidas rendidas a Dios, debemos ser constantes. Tres citas para ejemplificar:
-1 Corintios 15:58 (RV60)
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
-Mateo 24:13 (RV60)
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
-1 Timoteo 4:16 (PDT)
Ten cuidado con tu forma de vivir y con lo que enseñas. Si eres constante, asegurarás tanto tu salvación como la de los que escuchen tus enseñanzas.
La cita de Mateo relaciona perseverar con salvación, igual que 1 Timoteo 2:15. Con ello entendemos que si queremos un beneficio, debemos permanecer constantes.

La última parte del texto es “en fe, en amor y santificación”, con modestia. Aunque podríamos profundizar mucho en estos tres aspectos, nos quedaremos con que éstos hablan de relaciones:
Fe, es relación con Dios. Necesito permanecer creyendo en mi Señor, ser constante en buscar Su presencia, confiar en que Él tiene control de todo
Amor, es relación con otros. Nuestra labor materna no debe ser a bibliazos, ni condenando, sino cubriendo, sanando, enseñando, restaurando, etc.
Santificación, es relación conmigo misma. Ser santa es ser congruente entre lo que creo y lo que hago; si digo que creo en Dios, vivir de esa manera, sin ser auto indulgente.

La última palabra del texto dice “con modestia”. El griego “sofrosune”, nos habla de cordura, dominio propio, es decir, que debemos llevar a cabo nuestra labor con prudencia, con sabiduría. Nuestros hijos naturales y espirituales requieren de nuestra sobriedad, de nuestro ejemplo, de nuestro dominio propio. Cuando andamos como mamás desbocadas o fuera de control, nuestra familia lo resiente. Cuando renegamos de nuestro trabajo en el hogar, nuestras familias no se sienten amadas. Si lo hacemos en nuestras ideas o nuestra propias fuerzas, lo más seguro es que echaremos las cosas a perder. Necesitamos la sabiduría de Dios, la luz de Su Palabra para ser unas mamás modestas, unas mamás como Dios quiere.

Así que, amigas, cumplamos nuestra labor principal con alegría sabiendo que, si perseveramos en ello, recibiremos grande bendición.