Estaba pasando por uno de esos días que no son los mejores y, más allá de resolver el problema, lo más complicado es mantener a raya al desánimo. ¿Les ha pasado? Cuando no es tanto la situación sino el cómo te hace sentir. Pues ahí estaba yo, lidiando con las emociones de los días que se me avecinaban, cuando llegó una chica de amplia sonrisa, dejó un paquetito sobre la mesa y me dijo: ten, te traje algo para que te sientas mejor.
Si uno sabe hacer el bien y no lo hace, está pecando.
Santiago 4:17 PDT
Tener un detalle con una persona para hacerla sentir mejor, siempre es algo bueno. Tal vez no se resolverá la situación difícil pero sí brinda consuelo. A veces no ayudamos porque creemos que no hay nada que podamos hacer o que no tenemos los medios para hacer algo realmente significativo. Pero siempre podemos hacer un bien al ánimo de las personas que están a nuestro alrededor; quizás no podamos pagar sus deudas, restaurarles su salud o devolverles a un ser amado, pero sí podemos alentar, si podemos apoyar, sí podemos animar y confortar. Y el Señor es muy específico de dónde quedamos si nos desentendemos de la necesidades de los demás: en pecado.
La Biblia nos enseña a mostrar misericordia cada vez que tengamos oportunidad de hacerlo, pues cada ves que lo hacemos nuestra alma se beneficia. Cada vez que manifestamos compasión nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón obtienen el beneficio de la paz y el gozo.
Así que cada día es una oportunidad para hacer el bien, para ayudar a alguien. El cine ha desdeñado la imagen de aquellos que buscan mostrar misericordia, a menos que sea con grandes obras de filantropía, pero Dios no tiene una cuota reglamentaria, sino que nos dice sencillamente que hay que manifestar alguna forma de compasión, incluso por nuestro propio beneficio.
Texto adicional: A su alma hace bien el hombre misericordioso. Proverbios 11:17a RVR1960